Sentirte cayendo sin caer, ver la realidad
lejana y diminuta, sin cerrar los ojos,
al contrario abiertos,
muy abiertos para que viento
y lágrimas, fundidos en perfecta amalgama,
limpien el iris,
laven la mirada.
Porque, engañosa,
te hace ver gotas cayendo sin que llueva.
Piel sobre piel donde
solo hay madera y metal
porque somos un enigma en la noria.
Porque llevamos, y lo sabemos,
la semilla del hombre solo.
Adela Sainz
0 comentarios:
Publicar un comentario