25 de enero de 2013

Hoja de invierno



Con el viento de la tarde
ha caído entre mis manos,
una hoja de invierno.
Una sola, húmeda, intacta
en su brutal fragilidad.
Mientras los dedos recorren
su innegable presencia, el ojo busca
ese filo que la separa de la metáfora.
Palabras de humo.
Adela Sainz Abascal

22 de enero de 2013

Jessye Norman


19 de enero de 2013

Huellas en la Nieve..

 
 
¿Cuántas cosas dejan huella?
¿Cuántas cosas se recuerdan?
¿Cuántas brillan en el tiempo aunque no están?
¿Cuántos rastros? ¿Cuántas cosas?
¿Cuánto al fin es lo importante?
¿Qué momento en la vejez te abrigará?
 

"NO"


18 de enero de 2013

Razón de lágrimas


La noche por ser triste carece de fronteras.
Su sombra en rebelión como la espuma,
rompe los muros débiles
avergonzados de blancura;
noche que no puede ser otra cosa sino noche.

Acaso los amantes acuchillan estrellas,
acaso la aventura apague una tristeza.
Mas tú, noche, impulsada por deseos
hasta la palidez del agua,
aguardas siempre en pie

quién sabe a cuáles ruiseñores.

Más allá se estremecen los abismos
poblados de serpientes entre pluma,
cabecera de enfermos
no mirando otra cosa que la noche
mientras cierran el aire entre los labios.

La noche, la noche deslumbrante,
que junto a las esquinas

retuerce sus caderas,
aguardando, quién sabe,
como yo, como todos.


Luis Cernuda

El Vendedor de Humo


16 de enero de 2013


En una noche que debió ser lluvia
o en el muelle de un puerto tal vez inexistente
o en una tarde clara,

sentado a una mesa sin nadie,
se me cayó una parte mía.
No ha dejado ningún hueco.
Es más: pareciera algo que ha llegado
y no algo que se ha ido.


Pero ahora,
en las noches sin lluvia,
en las ciudades sin muelles,
en las mesas sin tardes,
me siento de repente mucho más solo
y no me animo a palparme,
aunque todo parezca estar en su sitio,
quizá todavía un poco más que antes.
Y sospecho que hubiera sido preferible
quedarme en aquella perdida parte mía
y no en este casi todo
que aún sigue sin caer.
Roberto Juarroz

13 de enero de 2013

LLuvia

 


La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de soñolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.

Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.
Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe.

La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne.

El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales.

Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre.

Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.

¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes!

¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres.

El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentagrama sin clave.

Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte.

¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje!
Federico García Lorca

Plou a muntanya..




Plou a muntanya,
la boira freda
s´esfinlagarsa.
De l´ampla serra
les grans espatlles
reben, calmoses,
l´embat de l´aigua
i els llacs s´emplenen
de fades boges,
nues i blanques.
El vent s´afua,
passa i traspassa,
corrent amb fúria
per entre els arbres;
besa les roses
i amb grans rialles,
uns cops alegres,
d´altres irades,
la torrentera
que fuig poruga
per entre cingles
frisós empaita.
 
Miquel Marti i Pol

9 de enero de 2013

Un poco de suerte no vendría mal




Hay todavia tanto
que debes saber,
Hay todavía tanto
que no te conté.
Hace ya algún tiempo
dejé de llorar.
Sentí que era el momento
de despertar..

¿Quién no tiene nudos que soltar?
¿Quién no deja historias a medio cerrar?
¿Quién no piensa que es muy tarde ya?
¿Quién no se siente solo cuando la verdad es una sombra más?

Abro otra botella..
¿Cómo te irá?
Cuántas horas muertas
dejamos pasar.
Yo sigo buscando
a quién abrazar
y sigo pensando
que todo llegará.
¿Quién no siente a veces que no puede más?
queda tanto por lo que brindar
y tengo tantas ganas
de recuperar
todo el tiempo
que pude malgastar.
Un poco de suerte, no vendría mal.
Un poco de suerte bastará
y una buena dosis de facilidad...


8 de enero de 2013

Mis días

Mis días
El silencio de este tiempo de ausencia final,
se van llenando, poco a poco, de palabras
que se derraman sobre los cuadernos
en busca de tus ojos. De los labios
que ya nunca besarán mis lágrimas.
Me acompañan versos, poemas
de Hierro y de brisas marinas y recuerdos
recientes o remotos.No sé si lo recuerdo o lo imagino.
Poemas y recuerdos que dan sentido
A toda una vida.O se lo quitan.
El sentido.La vida.Los escasos minutos
que rescato desde un banco frente a la bahía.
La vida, esa que me salva, esa en la que imagino
que besas el mismo mar que yo.
los muchos ríos que lo componen.
Adela Sainz

5 de enero de 2013

Llegan los Reyes Magos...

                                     Ilustración de Paloma Valdivia

Abarcas desiertas

Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.


Y encontraban los días,
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.


Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.


Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río,
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.


Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.


Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.


Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.


Toda gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.


Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y unos hombres de miel.


Por el cinco de enero,
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.


Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.

Miguel Hernández

1 de enero de 2013

¡¡ FELIZ AÑO 2013!!

Deseos..

(...Y los que han robado, los malos gestores,  los que nos han llevado a la quiebra y a la desesperación absoluta... paguen cada euro que se han llevado o malgastado …)

¡Hasta pronto!


Fracking

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